Una muchacha con gafas me mira a los ojos. En realidad le mira a cualquiera que se detenga justo enfrente. Por estas conexiones caóticas que tiene el sistema nervioso, evoco una canción de Chico Buarque (cuyo título acabo de plagiar algo más arriba), que compuso como mercenario para una de las divas de la música brasileña del momento. (El momento era 1976). El tema, deliciosamente monocorde, como suele ser habitual en el autor, habla del despecho (diríase gozoso) de una mujer ante el hombre que la abandonó. ...Olhos nos olhos, quero ver o que você diz, quero ver como suporta me ver tão feliz... Todo esto con sendas bolsas del Simply en las manos. Respecto al estímulo que me provocó el pensamiento musical del día, reincido en que no toda manipulación de las cosas resulta degradante. Quien esté detrás de esta obra (papel pintado sobre puerta de contador o registro), va a conseguir varios intercambios de miradas adicionales a las de los viandantes. Quizá tampoco tantas.
Notas marginales. Una: si utilizara etiquetas ésta llevaría la de Brasa Brasileña. Y dos: es posible que un ilustre visitante repare en un humeante detalle que aparece en el vídeo.