Para dejar claro que no sólo de sha·la·la·lala·lalalas vive el hombre, voy a compartir mis dos momentos Area Reservada de la jornada. Curiosamente en un día en el que no he escuchado ningún minuto de dicho programa de RNE3.
Motivos realmente aleatorios han querido que en mi reproductor de MP3 se haya colado una canción tonta de Michael Franks versioneada por Diana Krall: Popsicle toes. El primero se la compuso como regalo de cumpleaños a una chica que por lo visto debía tener los pies muy fríos. (Popsicle toes viene a querer decir dedos de los pies de polo). La rubia señora esposa de Elvis Costello cambia mínimamente la letra y se la dedica a un tal Mr. Olympian (en vez de a Miss Pennsylvania).
Viniendo de San Amaro escuchaba esa canción y he sentido un irresistible impulso de perpetrar algo que en la era de la fotografía analógica hubiera sido un delito. You're so brave to expose all those popsicle toes, debía sonar cuando hice clic.
Algo más tarde, amodorrado en el sofá cambiando canales descubro que la Televisión Canaria Internacional estaba ofreciendo a eso de las 16:30 un concierto de Michel Camilo. El pianista dominicano protagoniza una de las más recientes cuñas de presentación -afortunadísima para mi gusto- de citado programa de radio. El presentador lleva lustros rendido a su estiloso aporreo del teclado y extrajo para la cortinilla de inicio un fragmento muy didáctico de una entrevista que le hizo antes de verano.
Michael Franks y Michel Camilo (quizá no tanto Diana Krall) forman parte de esa constelación de estrellas que venera Antonio Fernández (el responsable del programa que se emite en Radio 3 de lunes a viernes de 14:00 a 15:00) y que nadie más en las ondas parece querer reivindicar. Hace un par de años me podía permitir el lujo de poder escuchar el programa entero en horas de trabajo. La casi siempre aterciopelada selección musical conseguía que esa hora pasara deliciosamente rápido sin que por ello dejara de ser tan productiva como las siete (o más) restantes. Ahora apenas escucho los 20 minutos que estoy conduciendo entre esas horas. Sin bendecir todo lo que se pincha, me confieso muy agradecido por enriquecer mi cancionero y haberme descubierto a bandas como Soulive y Lettuce.
Tampoco hoy espero una avalancha de comentarios.
Algo más tarde, amodorrado en el sofá cambiando canales descubro que la Televisión Canaria Internacional estaba ofreciendo a eso de las 16:30 un concierto de Michel Camilo. El pianista dominicano protagoniza una de las más recientes cuñas de presentación -afortunadísima para mi gusto- de citado programa de radio. El presentador lleva lustros rendido a su estiloso aporreo del teclado y extrajo para la cortinilla de inicio un fragmento muy didáctico de una entrevista que le hizo antes de verano.
Michael Franks y Michel Camilo (quizá no tanto Diana Krall) forman parte de esa constelación de estrellas que venera Antonio Fernández (el responsable del programa que se emite en Radio 3 de lunes a viernes de 14:00 a 15:00) y que nadie más en las ondas parece querer reivindicar. Hace un par de años me podía permitir el lujo de poder escuchar el programa entero en horas de trabajo. La casi siempre aterciopelada selección musical conseguía que esa hora pasara deliciosamente rápido sin que por ello dejara de ser tan productiva como las siete (o más) restantes. Ahora apenas escucho los 20 minutos que estoy conduciendo entre esas horas. Sin bendecir todo lo que se pincha, me confieso muy agradecido por enriquecer mi cancionero y haberme descubierto a bandas como Soulive y Lettuce.
Tampoco hoy espero una avalancha de comentarios.