El documental es a la película, lo que el ensayo a la novela. Es decir, algo presumiblemente aburrido. "Nuestro pan de cada día" ("Unser täglich Brot") además de esta primera premisa aporta otra adicional. Y es que carece de locución. Sin embargo se ve con verdadera cusiosidad y sin apenas bostezar.
Respecto al contenido del mismo, por momentos parecía un manual de HACCP. Traía el estómago preparado para algo más asqueroso. Hay que puntualizar que el documento es de producción austriaca. La versión del experimento proveniente de cualquier otro país proyectada con el sistema *odorama sería, a poco, más intensa.
(...)
En vez de disfrutar del sabor
de las chicas go-gos en cines de *odorama,
cierro con llave mi habitación
y me escondo del sol y me meto en mi cama.
(De "El hombre que confundía los sentidos", Los Flechazos, 1991).
(...)
Un agradecimiento sordo (pero gordo) al Aula de Cine y Audiovisuales de la UBU.