La leyenda dice que los palos de la baraja española simbolizan cuatro estamentos sociales: la burguesía acaudalada, el pueblo bruto, la nobleza batalladora y el poder terrenal de la iglesia. Este detalle que resalta en la iluminación festiva de la ciudad podría ser confundido con el as de copas pero en realidad remite al consumo generoso de vino generoso. A mí me choca bastante este barroquismo meridional en la tierra del cierzo. De hecho en los soportes de las luces se pueden sacar pistas sobre otros emplazamientos previos de la misma instalación. Ferias donde nadie, por muy harto de fino, confundiría este catavinos dibujado con bombillas con un guiño al mundo del naipe (y menos aún a un símbolo del poder clerical).
