Sí es cierto. Este país necesita un Ministerio de Igualdad. Una garrafa de aceite de oliva virgen extra de cinco litros no es lo mismo que un lote compuesto por 20 productos (varios de ellos de la celebérrima marca Hacendado). El aceite es para las señoras y el surtido para los caballeros. Siempre que se apunten a una excursión de un día a un pintoresco punto de la geografía segoviana. El obsequio en cada caso, no es mejor ni peor que su alternativa para el otro sexo. Simplemente es distinto y por ello contrario a la tendencia normalizadora imperante. En el folleto, más cuidado que de costumbre, avisan de que se realizará una agradable (sic) demostración de productos exclusivos para la salud y el hogar ofrecida por su sponsor. (Sponsor en castellano se debe traducir como latrocinador).
El pack masculino incluye tres tarros de legumbres cocidas y el primer plato del menú del viaje son judiones de la Granja; un estudio demoscópico así lo ha dictaminado.
Me centro en mi posible regalo. Uno de los 20 productos es un paquete de sal. Cuando me vaya quedando sin ella sopesaré la posibilidad de enrolarme en una de estas aventuras. No puede ser tan grave. Con un poco de autodisciplina la "agradable demostración de productos exclusivos para la salud y el hogar" se me hará eso, agradable.
