Reflexión callejera. (Concretamente de la calle San Pablo).
El pobre muñeco, por mucho que se incline y se estire (y eso que cuenta con un privilegiado sistema de articulaciones) nunca llegará a alcanzar la Mahou de tercio que alguien dejo ahí a medio rematar. Una fuerza superior, en este caso una luna de vidrio transparente pero impenetrable, a la vez que se lo insinúa, se lo niega.
El pobre muñeco, por mucho que se incline y se estire (y eso que cuenta con un privilegiado sistema de articulaciones) nunca llegará a alcanzar la Mahou de tercio que alguien dejo ahí a medio rematar. Una fuerza superior, en este caso una luna de vidrio transparente pero impenetrable, a la vez que se lo insinúa, se lo niega.