Los hijos que le están saliendo al presidente de Paraguay podrían -de mocitos- montar una agencia de transportes o copar el centro del campo del Cerro Porteño.
A Fernando Lugo no se le puede acusar de haberse apartado de la doctrina vaticana respecto a uso del preservativo en su etapa de obispo. Distraerse con lo del celibato comparativamente debía ser un pecadillo venial.