Lo que está ocurriendo con la palabra castellana bizarro es curioso. El diccionario de la R.A.E. define el término con los adjetivos valiente, esforzado, generoso, lucido, espléndido. Sin embargo la tendencia actual es la de asociar bizarro a cualquier representación artística que flirtee entre lo pintoresco y el mal gusto y emparenta con esa tendencia tan novedosa y desinhibida que es el frikismo (otro neologismo). Se recomienda a modo ilustrativo una consulta en cualquier buscador de la secuencia de letras spanish bizarro o bizarro a secas. Supongo que esta clínica dental del barrio de San Pedro de la Fuente está regentada por el doctor o doctora (en odontología) Bizarro. Apreciadísimo nick por el que habría tortas (o duelos con espadas láser simuladas).
Esta otra tienda de ropa también me provoca una reflexión lingüística. El comercio parece estar orientado a féminas con suficiente sentido del humor (para no sentirse ofendidas al traspasar el umbral de la puerta) y que con gran dificultad encontrarían ropa en Bershka. A mí pepona me evoca el concepto botánico pepónide (calabaza, sandía...), una variedad de fruto carnoso donde los haya.
En lo que hay que pensar para evitar rumiar las noticias del día...