¿Hay algún producto de consumo masivo que no promocione Ronaldinho a título personal o compartiendo protagonismo? Se me ocurre que loza sanitaria y poco más.
El pasado fin de semana, revisitando una cinta en la que había grabada uno de aquellos especiales de publicidad que echaban cada verano en Canal +, me encontré con la que seguramente fue la primera campaña mundial del 10 del Barça. Para los estudiosos del fenómeno, este anuncio de Pepsi, sentó las bases para sucesivas apariciones de Dona Miguelina, (“por que se sujar faz bem”), su madre. Si bien, la figura materna en este spot es un personaje estereotipado y anónimo interpretado por una actriz.
La trama es simple. El pequeño Ronaldinho estaba predestinado por criterio familiar para ser árbitro. Todo cambió el día que despejó de chilena, vestidito de negro y con sus tarjetitas en el bolsillo, una lata de Pepsi que caía inevitablemente sobre la cabeza de la ficticia Dona Miguelina. Mal convenio tienen los reponedores de supermercados aquí y ahora; no quiero ni imaginarme las condiciones laborales del mismo gremio en el Brasil de los ochenta. (Gremio de Porto Alegre, por cierto). Sea como fuere, quien colocó mal aquella lata consiguió abortar la anodina carrera de un árbitro sin vocación. Cosa tan importante ésta, como el advenimiento de un crack mediático.