Excitante acercamiento al cómic
AMERICAN SPLENDOR
Dirección: Robert Pulcini y Shari Springer Berman. Intérpretes: Paul Giamatti, Hope Davis, Harvey Pekar, Joyce Brabner, Daniel Tay. Género: comedia, EE UU, 2003. Duración: 101 minutos.
He aquí no ya un cómic cinematográfico espléndido, sino una de las propuestas más rompedoras, más autorreflexivas y más inteligentes que nos haya llegado del cine independiente americano en los últimos años. Reflexión metalingüística a propósito de un reputado guionista, Harvey Pekar, que en el filme es interpretado por el camaleónico Paul Giamatti... y que también aparece con sus propios rasgos, American splendor es algo así como el cruel reverso del sueño americano, la vida insoportablemente gris de un empleado de un hospital que, tanto en la ficción como en los cómics en los que ha descrito su mundo, como en la película (en un vigoroso, inaudito triple salto mortal), luce tan desvaída y carente de interés como, en el fondo, la vida de cualquier hijo de vecino.
Pero casi todo es engañoso en esta película excitante. Porque, de golpe, Pekar (y su alter ego Giamatti) demuestra un inusual talento para convertir su mundo, él mismo y sus imposibles amigos (entre los cuales figura nada menos que el dibujante Robert Crumb) en una galería de apasionantes, esquinados, obsesos personajes con una extraña capacidad para la provocación y la denuncia del absurdo de la existencia.
Y para asestar duros puñetazos a lo que ortodoxamente se entiende por una historieta, a lo que no menos ortodoxamente se debería entender como la fulgurante vida cotidiana en el corazón mismo del único imperio que nos rige. Y de la mano de dos directores desconocidos, Pulcini y Springer Berman, terminan convertidos en excitantes, inteligentes gamberros.
Desde la nada
Tiene American splendor, por cierto, el mismo irónico nombre de los cómics originales, las formas de una cutre comedia indie, pero también la sofisticación de unos dibujos que en cualquier momento aparecen ante nuestros atónitos ojos materializándose desde la nada, una propuesta de imagen real y animación que ciertamente no se ve todos los días.
Pueden rechazar su envoltorio sólo los muy puristas, o los que creen estar a años luz del mundo del cómic y sus criaturas. Pero la disfrutará cualquier espectador sensato y los amantes de los productos inusuales, que por fortuna nos sorprenden de cuando en cuando, y donde menos nos los esperamos.
(M. Torreiro - El País - 11-03-2005)