El airado cliente, pegó un portazo a la salida del local y varias de las letras del rótulo se despegaron. (Al azar).
La vecindad con cualquier tipo de establecimiento de hostelería en el que se cocine puede ser traumática. Los efluvios de algunas especialidades culinarias se adhieren especialmente a la pituitaria y a la ropa tendida. (Afortunadamente, no hablo en primera persona).