La noticia la leí ayer en el retablillo de Pablo y me sonreí por cómo lo contaba y las reflexiones que provocaba. El mismo eco hoy en la sección de breves de Diario de Burgos me ha hecho reír.
Cuando era pequeño (sin escolarizar) llamaba arreglamientas a las herramientas. Tenía todo el sentido del mundo (o justificación plena para mi capacidad deductiva del momento, quiero decir). Los niños se dejan conducir por su lógica hasta el absurdo. El alicate para mí por aquella época podría tener perfectamente una ene de más.